El jurista y diputado Gerardo Pisarello publica «Dejar de ser súbditos», un ensayo histórico sobre monarquías y repúblicas en España.
Por Diego Díaz Alonso 15 septiembre 2021 Aquí

El pasado fin de semana el magnate del grupo PRISA y académico de la RAE Juan Luis Cebrián calificaba de “panfletillo” desde las páginas del diario El País el último libro de Gerardo Pisarello (Tucumán, Argentina, 1970) “Dejar de ser súbditos. El fin de la restauración borbónica” (Akal, 2021), un ensayo histórico sobre la monarquía y el republicanismo en España, escrito con el telón de fondo de los escanándalos de corrupción y la huida de Juan Carlos I. Pisarello, profesor de derecho constitucional de la Universitat de Barcelona, ex teniente de alcalde de la ciudad condal con Ada Colau, y en la actualidad diputado de En Comú Podem, estuvo en Xixón invitado por Podemos Asturies para hablar del libro que tanto ha disgustado a Cebrián, y del futuro del republicanismo. Está convencido de que la monarquía se encuentra mucho más débil de lo que pensamos. Y que Felipe VI es muy consciente de ello.
En Gran Bretaña y Francia se ejecutaron reyes, también Rusia… En Portugal un regidicio sentenció la monarquía en 1908… ¿Por qué en España nunca pasó algo igual?
En la tradición española hay mucha violencia iconógrafica contra los símbolos mónárquicos, desde el lanzamiento de bustos a la quema de cuadros o el derribo de estatuas, pero al mismo tiempo se ha respetado la vida de los reyes, y se ha optado siempre por exiliarlos. En la práctica ha funcionado un pacto entre republicanos y monárquicos moderados para dejar marchar a los reyes y evitar así el juicio y la condena. Esa ha sido la solución española por excelencia. Todavía hoy con Juan Carlos I. Eso sí, los Borbones nunca han admitido el exilio como destino definitivo. Siempre lo han usado para conspirar y trabajar por el regreso de la dinastía.
¿Se equivocó Riego no ejecutando a Fernando VII?
En las Cortes de Cádiz se llega a debatir. Un diputado gallego plantea que la guillotina “debe hablar” en España. Riego sin embargo temía que la ejecución del Rey abriera una espiral de violencia imparable, como había pasado en la Revolución francesa. En todo caso mostró un respeto excesivamente reverencial hacia alguien tan detestable como Fernando VII. Ni siquiera se atrevió a hacerle un juicio político cuando ya era evidente que conspiraba para restaurar el absolutismo y suprimir la Constitución.
“Riego mostró un respeto excesivamente reverencial por Fernando VII”
Un personaje apasionante, Amadeo I. Te refieres a su breve reinado como un fracaso que no convence ni a republicanos ni a monárquicos. ¿Qué falló en aquel experimento de una “monarquía electiva” sin los Borbones?
En 1868 pasa una cosa muy interesante. El régimen oligárquico es desafiado por Prim, un militar catalán que derroca a Isabel II, pero que tampoco cree en una excesiva profundización democrática, y que por eso busca una solución transitoria: una monarquía republicana, elegida por las Cortes y con una dinastía alternativa a los Borbones. Llega incluso a plantearse que el trono sea ocupado por el general Espartero, es decir, por un plebeyo sin sangre azul. Finalmente se escoge a Amadeo de Saboya, un rey que estaba dispuesto a cumplir la Constitución, reinar sin gobernar, e incluso admitir la reforma agraria. El problema es que apenas tiene apoyos. El pueblo llano lo rechaza por extranjero, para las oligarquías es una monarquía que no asegura sus intereses económicos y para los republicanos supone una democracia insuficiente.
¿Por qué ese empeño de las clases dominantes en la monarquía? El mundo está lleno de repúblicas capitalistas…
La dinastía borbónica ha jugado un papel clave en afianzar un tipo de capitalismo en España, rentista y financiero, muy poco interesado en la innovación industrial. El partido monárquico en España ha sido desde el siglo XIX el de los intereses terratenientes y financieros, ahora inmobiliarios, financieros y de la gran propiedad agrícola. Esa derecha más moderna que puede representar el PNV es muy minioritaria.
Abro melón: el PSOE y la monarquía
Es el partido de las clases medias y populares. El partido que históricamente ha tenido la llave para el cambio de régimen. A veces en el Congreso me pregunto: ¿Dónde están hoy ante los escándalos de Juan Carlos I los Indalecio Prieto, los líderes socialistas que denunciaron la corrupción de Alfonso XIII? Hay mucha base republicana en el PSOE, e incluso más arriba, pero la mayoría de sus dirigentes están por una monarquía moderada y progresista, con límites constitucionales.
¿Por qué obstaculiza que se investigue la fortuna de Juan Carlos I?
Creen que pueden convertir a Felipe VI en un aliado que les puede proteger de la agresividad de las derechas, de un movimiento destituyente para sacarlos del Gobierno. Pero esa idea de Felipe VI como rey republicano se vino abajo cuando aprovechó el estado de alarma para desvincularse de los negocios de su padre. Fue un gesto de opacidad que liquidó cualquier posible ilusión de una monarquía transparente.
Otra de las tesis es que España es un país de pocas repúblicas y mucho republicanismo
El hecho de que España solo haya tenido dos breves repúblicas no significa que el país no haya tenido mucha, muy vigorosa y muy plural tradición republicana. Una tradición que engloba no solo a los que se definían como republicanos, sino también a otras corrientes democratizadoras: socialistas, libertarios, comunistas, cristianos de base… Los sindicatos y otras formas de autoorganización popular, las casas del pueblo, los ateneos o el cooperativismo son instituciones republicanas.
¿Alguna idea para el republicanismo del siglo XXI?
Conjugar, como en otros momentos de la historia, unidad y diversidad. Hace falta alianzas muy plurales en lo político, y en lo social, que vayan desde las clase trabajadora a las clases medias, para frenar la ofensiva ultraderechista global. Necesitamos trabajar en común.
Diego Díaz Alonso Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y forma parte del consejo de redacción de Nortes.