El Consejo de Ministros ha dado luz verde al Anteproyecto de Ley de Memoria Democrática. Un paso importante para acabar con el silencio impuesto durante los 40 años de franquismo y terminar con una impunidad intolerable.
Seguramente llega tarde, pero llega, y lo hace gracias a la persistencia de las entidades de memoria y en un momento de retrocesos democráticos, con demasiados voceros, también desde las instituciones democráticas y con potentes altavoces en los medios, intentando blanquear el franquismo y sus crímenes.
Una Ley que debe servir para reparar con la memoria a las víctimas y acompañar a sus familias, que llevan años buscando a sus desaparecidos en cunetas, prácticamente, sin ayuda.
Una Ley que permita retirar medallas y reconocimientos a torturadores y a los que han cometido delitos de lesa humanidad, para acabar con auténticas ignominias como la Fundación Francisco Franco.
Una Ley de memoria que anule sentencias que fueron farsas jurídicas, como las sufridas por Lluís Companys, Alexandre Bóveda, las Trece Rosas, Blas Infante, a miles de campesinas, trabajadores, poetas, maestras, artistas, académicos, que fueron condenados y asesinados de manera sumaria.
En nuestras consciencias y con la certeza que todavía falta mucho para remover una impunidad de décadas, hoy celebramos lo conseguido, algo que sería impensable sin aquellos y aquellas que nunca bajaron los brazos.